La Parada

La Parada

La Parada

Aquella noche cerrada, resonaban los truenos, estaba aterrada y no sabía que hacia allí.

Estaba desnuda, amordazada, y atada de pies y manos a una fría silla metálica. Casi no se veía más allá de un par de metros, pero se adivinaba, allí, justo delante de ella, un socavón en la tierra de ese lugar… Un socavón que al mirarlo la aterrorizó completamente por que parecía excavado para ella.

Intento calmarse y recordar cómo había llegado allí, recordaba que se encontraba en la parada de autobús, y también a un hombre,

– buenas noches señorita, ¿puede decirme la hora?

– Son las once y media.

– ¿Y a qué hora desea usted morir?

– ¿Cómo dice?

Y su último recuerdo, la mano del hombre con un paño presionando sobre su boca…

De pronto apareció el hombre, con una sierra circular en la mano y haciéndola funcionar.

– ¡Ya ha llegado tú hora!

Ella intentaba por todos los medios zafarse de las ataduras, mordía la mordaza y lloraba lágrimas de impotencia que resbalaban por su rostro.

Él se fue acercando lentamente, y colocándose frente a ella aproximó la sierra a su brazo… Podía notar el olor quemado de su propia carne al pasar sobre ella los dientes de la sierra y ante ese dolor insoportable, de repente, ¡Se despertó!

Se encontraba en su cama, sudorosa y completamente aterrada. Poco a poco fue dándose cuenta de que había tenido una pesadilla horrible, pero ya había terminado. Aunque faltaba una hora para levantarse a trabajar, ya no pudo dormir más, y decidió levantarse e irse al trabajo.

Terminaba su jornada laboral, se quedó a charlar y tomar unas cervezas con los amigos.

– ¿Te acerco a casa?, le dijo Diego cuando se despedían.

– No hace falta, le respondió Silvia, en autobús llego enseguida.

Se dirigió hacia la parada y se dispuso a esperar el 17 que era el que le llevaba a casa.

En ese momento alguien le tocó en la espalda, ella se volvió, esa cara le resultaba conocida…

– buenas noches, señorita, ¿puede decirme la hora?

Ella miró su reloj, marcaba las once y media.

Y solo pudo correr y correr sin mirar atrás…

Los titulares del periódico de la mañana, “Chica encontrada descuartizada”

Fin

 


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