Tormento en la noche – Parte 1

Tormento en la noche – Parte 1

Este relato que os cuento se remonta a la época de los 90, concretamente en una antigua y escalofriante casa a las afueras de la ciudad, en medio de un bosque.

Una mañana, sobre las 8 AM, el pequeño de la familia sale a dar su paseo rutinario por el bosque.

En su camino se encuentra un cachorro abandonado, de aspecto esquelético al cual se le notaban las costillas. La mente inocente del chico pensó que alguien lo había abandonado, por lo que decidió llevarlo a su casa para darle agua, algo de comida y un refugio temporal. Aunque los padres no estaban demasiado de acuerdo con la decisión del chico, este se responsabilizó del pequeño can.

El niño, contento, baña y alimenta al perro, dejándolo listo para descansar. Al caer la noche, el pequeño se despide de sus padres y de su nuevo amigo, el cual deja descansando en mitad del pasillo.

Durante la madrugada el chico se levanta sobresaltado a causa de unos ruidos que jamás había escuchado. Esos ruidos, escalofriantes y tenebrosos, se escuchaban por toda la casa sin llegar de un punto en concreto. El niño, al no saber la procedencia de los ruidos, decide investigar por sí mismo qué sucede. Asustado, se levanta de la cama y comienza a revisar primero por donde descansaba su nuevo amigo.

Para su sorpresa, el cachorro no estaba donde lo había dejado, y lo único que yacía en el pasillo era la oscuridad de la noche. Tras esto, los ruidos se repiten de una manera mucho más fuerte. Sin saber qué hacer, el chico acude a la habitación de sus padres, quienes duermen tranquilamente como si nada ocurriera. Extrañado y asustado, decide no indagar más y quedarse a dormir entre ellos. Ningún ruido más se escuchó durante la noche.

A la mañana siguiente, tras levantarse en la habitación de sus padres, el chico encuentra en su habitación al cachorro, repleto de sangre y grandes arañazos. El niño, relacionándolo con la noche anterior, decide llamar a sus padres para contarles lo sucedido y curar al cachorro. Al no encontrar una explicación convincente para lo ocurrido lo achacan al hecho de ser un cachorro y por lo tanto revoltoso. Pero, tras esa intensa noche el perro estaba cambiado, apenas quería comer o beber, se encontraba como en pena.

Al igual que todas las mañanas, el chico sale a su paseo diario por el bosque, solo que este le cambiaría la vida. Siguiendo el camino habitual el niño pasa de nuevo donde encontró al perro, encontrando esta vez algo extraño… brujería. Velones negros rodeaban el lugar donde encontró al cachorro, símbolos raros y unas palabras escritas en sangre… «Mi mascota será tu muerte» decían.

Perplejo, el chico sale corriendo hacia casa sin mirar atrás. Sin comentar nada a nadie, el chico se encierra en su habitación durante todo el día. Al llegar la noche, asustado por lo ocurrido, decide cerrar la puerta de su habitación con el cachorro dentro. Acurrucados en la cama, ambos quedan dormidos. De nuevo, cuando el reloj marcaba las 3 de la madrugada, el chico vuelve a sentir que algo ocurre.

Esta vez no eran ruidos, era algo diferente. El cachorro ya no estaba entre las sábanas, y lo que había en la habitación era un ente oscuro, extraño, cubierto de pelo. Con los ojos rojos y la voz aguda, ese ser oscuro le dice al chico… «¿Qué ves ahí?». Sin poder decir ni una palabra, las manos del demonio apretaban el cuello del chaval impidiendo respiración alguna.

Al salir el sol y al ver que el chico aún no había salido como de costumbre, y al ver que no responde los padres deciden entrar en su habitación. No había rastro alguno del chico, lo único que encuentran son rastros de sangre y arañazos. Desconcertados, sin saber bien qué ocurre, aturdidos, como hipnotizados, como influidos y agarrotados por algo, los padres piensan que lo mejor es salir a buscarlo… y lo buscan por toda la ciudad sin éxito. Asustados, pero sin nada más qué poder hacer, los padres deciden volver a casa y continuar la búsqueda al día siguiente. Cae la noche y, al igual que ocurrió las dos noches anteriores, extraños sonidos retumban en la casa. Esta vez provienen de un claro origen, la habitación del chico. Tras abrir la puerta lo único que encuentran son marcas de sangre en la pared, las cuales dicen: «Papá, mamá, ayudadme. Quiero salir de aquí.»

Continuará…

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