El Primer Caso – Parte 2

El Primer Caso – Parte 2

En el mismo instante en el que dejamos de hablar se puso a investigar por toda la sala mientras que yo le observaba cada movimiento que hacía.

El cuerpo parecía que lo habían movido del lugar en el que se encontraba en un principio como si no fuese ese lugar donde había ocurrido el incidente. Nosotros pensábamos que la llave que habíamos encontrado era de alguna caja fuerte y que la causa de la muerte era que se había suicidado por motivos de dinero, pero Mei cogió la llave y se dirigió a la única caja fuerte que se encontraba en la sala, yo pensé en ese momento que algo habría en el interior, pero lo único que se encontró fue un dibujo de un niño pequeño que Mei se quedó. Se acercó de nuevo al cuerpo y con unos guantes que le había prestado, pues no está permitido tocar el cuerpo sin ellos para no dejar huellas o borrar rastros de evidencias posibles, se dispuso a comprobar la causa de la muerte.

En el informe de policía constaba que se había ahorcado, pero ella vio indicios de que otro tipo de objeto era el causante, aunque también se observaban marcas en la cara causados por asfixia. Las uñas las tenía azuladas, ya que cuando una persona es asfixiada sus uñas se tornan azules, aunque Mei se fijó que no eran un azul normal y que entre ellas había restos de un plástico negro. En cuanto se fijó en esto levantó la cabeza rápidamente en dirección al teléfono.

-Inspectora. -me llamó de repente. –

– ¿Sí?

– ¿Habéis comprobado los cables del teléfono?

-Sí, pero no había ningún rastro que demostrara que se había utilizado, es más tenía tanto polvo encima que parecía que no lo habían tocado desde su instalación. – le contesté. –

Dicho esto, Mei rápidamente fue hacia los cables de la televisión y de pronto se le iluminaron los ojos con una sonrisa de oreja a oreja.

-Inspectora, dígame cómo se llama la víctima y quiénes son los principales culpables en caso de asesinato.

-La víctima se llama Ryuuji Yamada y los principales culpables son su exmujer Yoko y su hermano, ahora marido de su exmujer Mitsuhiro, pero los dos tienen una coartada.

-Por favor dígamela. -me pedía con unos ojos de ansia y satisfacción-.

-Los dos culpables fueron vistos en la escuela del hijo que tenían en común la víctima y su exmujer cuando lo estaban recogiendo a la hora estimada de la muerte así pues suponemos que se fueron directamente a casa con el pequeño.

-La hora estimada de la muerte es entre las 17:00 y las 17:30, ¿me equivoco?

-Correcto.

-Y la hora de salida del pequeño es a las 17:15, ¿verdad?

-Correcto.

-Si es así, por favor, Inspectora, ¿podría hacerme el favor de pedir que vengan los dos culpables y el niño?

-Como quieras. -no tuve otra opción que aceptar porque los ojos con los que me miraba hacían que mis ansias de ver resuelto este caso por ella fueran más grandes-.

Mande a mis oficiales que los trajeran para ver cómo resolvía la pequeña Mei este supuesto asesinato.

-No sé por qué tenemos que venir aquí si nosotros tenemos una coartada y más aún hacer traer a mi hijo cuando es demasiado pequeño para que vea un asesinato y más si es su padre. -dijo la exmujer de la víctima un poco nerviosa-.

– ¡Yoko cállate! – le gritó el hermano de la víctima-.

-Bien, ¿dónde está el pequeño? – preguntó Mei-.

– ¡Aquí estoy!

Mei se agachó al lado del niño con cara dulce para hablar con él.

-Pequeño, ¿cómo te llamas?

-Ryuuji, como mi papá.

– ¿Este dibujo es tuyo?

– ¡Sí!

-Bien Ryuuji, te voy a hacer una pregunta y quiero que me contestes muy sinceramente porque los niños no deben mentir.

– ¡Vale!

-Ayer cuando tu mamá y tu tío fueron a recogerte al cole, ¿es verdad que tu mamá te dijo que haría una visita a papá?

– ¡Sí! porque dijo que papá se iba a ir de viaje y quería despedirse de él.

– ¡Muchas gracias Ryuuji! lo has hecho muy bien. Así que ahora quiero que te vayas a la calle a jugar a fútbol con ese oficial tan guapo, ¿de acuerdo?

– ¡De acuerdo!

A Mei le había aparecido una sonrisa en la cara de gloria, pero a la vez perversa.

-Sra. Yamada podría decirme a que fue a ver a su marido en realidad porque su marido no se iba a ir de viaje. -Le preguntó Mei-.

-De verdad señorita se cree lo que dice un niño de seis años. – se puso pálida mientras intentaba controlar la mirada contra la de los ojos acusadores de Mei. – además mi marido les puede decir que yo no soy culpable pues estaba con él.

-Pues claro que nos lo dirá, ya que él también sabía que lo iba a matar y lo tenían todo planeado.

– ¡Ja! cómo puede saber eso una niña insignificante, tú no eres quién para decirme lo que hice ayer y, es más, no tienes pruebas-.

-Es cierto no soy quién para decir nada, pero sí tengo pruebas. – le contestó firme y triunfadora con una mirada asesina-.

-Pues a ver demuéstrame que soy yo.

-Como usted desee.

Mei se dirigió hacia la televisión y retiró uno de los cables, llamó a unos de mis oficiales e inmediatamente se dispuso a recrear el asesinato.

-Usted no utilizó el cable del teléfono y eso me causó alguna dificultad, pero ya sé cómo lo hizo. Usted había discutido con su exmarido porque le pretendía quitar la custodia del pequeño y sabía que ganaría, claro que no podía permitir eso pues su nuevo marido no podía tener hijos, ¿me equivoco?

-No, eso es correcto.

-Claro está, que aparte de querer la custodia de su hijo sabía que si su exmarido moría el pequeño heredaría una gran fortuna que tenía la víctima en un banco, por ese motivo su marido y usted planearon libraros de él y así es como lo hicieron.

Mei agarró bien fuerte el cable e insinuó ahorcar por detrás al oficial cayendo este al suelo.

-Asustada porque no la culparan del asesinato puso una cuerda alrededor de la víctima y lo colgó de la madera y se marchó, claro que usted no tiene mucha fuerza por eso el cuerpo cayó al suelo sin que la marca de la cuerda escondiera las marcas del cable, pero en ese momento su exmarido seguía vivo.

– ¿Y cómo estás tan segura que fui yo? puede haber sido cualquiera.

-No fue cualquiera, fue usted porque con las uñas tan largas dejó marcas en las que se puede ver trozos de ellas así pues si se manda al laboratorio se sabrá que son de usted.

-No hace falta, ya se sabe que fui yo quien que lo mató.

-No me ha escuchado antes, no tuvo la fuerza suficiente y no estaba muerto cuando cayó al suelo.

-Entonces, ¿quién fue?

Mei me miró indicándome que me pusiera en la puerta entonces yo ya sabía que el asesino era esa otra persona así que me dirigí a la puerta.

-Sra. Yamada el asesino es su marido porque no estaba seguro de que usted le mataría y mientras usted se marchaba del domicilio él corría para entrar, matarlo ahogándolo con un cojín, de ahí las marcas en la cara, y marcharse corriendo de nuevo para que usted no supiera que había dejado al niño solo en casa.

-Estaba claro desde el principio no sé por qué tanta ida y vuelta en el asunto. -contestó de forma egocéntrica el Sr. Yamada-.

Como Mei había previsto iba a escapar, pero yo lo detuve en el último momento esposando sus manos junto a su mujer. Inmediatamente se los llevaron al coche policía.

-Joven, no me había imaginado que descubriría al culpable tan rápido. -le comenté-.

-Por favor Inspectora llámame Mei y yo solo lo supe porque siempre me han gustado los casos y desde pequeña he leído libros de detectives para no aburrirme.

-Mei, ¿y qué te parece colaborar con la policía cuando haya casos como estos? – le pregunté pues quería resolver casos junto a ella o al menos ayudarla a resolverlos porque me ha demostrado que se merece más mi cargo que yo-.

– ¿Lo dice en serio? me encantaría, pero no creo que se me permita faltar a clase como hoy y tampoco creo que me dejen del centro de acogida unirme a casos como estos. -me contestó con una cara triste-.

– ¿El centro de acogida?

-Sí.

-Entonces no te preocupes, yo lo resolveré pronto.

– ¿Resolver? ¿Cómo?

-! ¡Jaja! no te lo voy a decir todavía. -le contesté y me fui-.

Mei se acercó al coche de policía a despedir a la Sra. Yamada y esta le preguntó sobre el caso.

-Pequeña, ¿cómo supiste que yo había discutido con mi exmarido? ¿y cómo supiste que era sobre mi hijo y sobre el divorcio? -preguntó la señora-.

-Cuando encontré la llave de la caja fuerte al principio pensé que era por culpa del dinero, pero al ver que había un dibujo de su hijo supe que lo tenía ahí porque era lo más preciado que tenía en este mundo y sabiendo que ustedes se habían divorciado solo me lo había imaginado, además, su exmarido se metió la llave en la garganta para que cuando la encontráramos abriéramos la caja y poder encadenar los hechos. En resumidas cuentas, su exmarido dejó la llave como pista para inculparos.

-Me lo imaginé, él siempre fue así de listo en los peores casos y eso fue lo que me enamoró. Por cierto, ¿quién eres pequeña?

-Mei Fujibara, una simple estudiante que pasaba por aquí esta mañana. -le contestó sonriente-.

-Pues pequeña Mei yo creo que deberías aceptar la propuesta de la Inspectora sin importar lo demás porque puedes llegar a ser mejor detective que cualquiera.

-Yo también lo creo, pero lo único que quiero en este mundo es saber mi pasado.

-Que otra forma mejor que siendo detective tienes para descubrir tu pasado, pequeña no dudes más.

– ¡Gracias!

Después lleve a Mei al centro de acogida en el que vive y cuando ella entró me dispuse a hablar con la encargada. Yo creo que ese día tomé la mejor decisión de mi vida, fue una decisión que ni la pequeña Mei se podría a ver imaginado con esa gran cabeza que tiene. Así fue como adopté a la pequeña Mei como mi hija, aunque luego no me había esperado que esta pequeña trajera tantos problemas en su maleta.

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Publicado también en https://mis-relatos-policiacos.blogspot.com/

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