Navidad Vacía

Navidad Vacía

Esta época es muy prolífica en estas cosas así que ahí va otro pequeño cuento de navidad.

Navidad Vacía

Es nochebuena, y está solo.

Este es mal día, los recuerdos se le amontonan en la cabeza, los buenos y los malos. Aquellos que removieron sus peores sentimientos son los más presentes; quizás esa soledad les atrae como la electricidad estática acude a un jersey de lana y deja los buenos recuerdos difuminados cual boceto de una obra maestra sumida en la oscuridad.

Tenía grandes sueños, sueños hermosos de formar una familia feliz y numerosa a ser posible. Ese gran sueño fue tomando forma cuando ella apareció en su vida. Era perfecta, la mujer ideal, en cuanto la vio supo que era la madre para sus hijos, pero además quedo completamente enamorado de ella, ya no pudo dejar de pensarla, soñarla y desearla.

Fueron años muy felices, ella también le amaba a él y sus dos hijos eran felices sintiendo el amor que se tenían sus padres. Todo parecía perfecto.
Y todo se rompió.
Comenzaron los problemas económicos -la crisis decía todo el mundo- y quedo sin trabajo, no encontraba nada y la desesperación le hacía irascible y malhumorado, por ahí comenzó una infelicidad que crecía como una bola de nieve rodando por un barranco.
Cada día llegaba a casa sin haber encontrado empleo y sin saber bien como, terminaba discutiendo con su esposa, casi siempre a gritos.
Un día un amigo le dijo:

—Tomate una copa anda y verás cómo se te olvida todo lo malo. —y lo hizo.

Poco a poco fue desatendiendo a su amada, a sus hijos y a los amigos, pero había encontrado a alguien que parecía comprenderle y le ayudaba a olvidar lo malo, algunos días venía vestido de verde, otros de trasparente, de cristal, otras veces venía envuelto en lata y algunas veces, dependiendo de su poder adquisitivo en brick. Cerveza, vino, ginebra, whisky, ron, tequila o vodka, él tenía muchos nombres…

Su gran nuevo amigo se convirtió en el único y era feliz, por lo menos cuando estaba con él no se acordaba de sus problemas…
Aunque lo quería muchísimo su amada no pudo más y al final todo termino y después de unas pocas lágrimas se quedó con la sola compañía de su amigo Alcohol.

De eso hacía cinco años ya, cinco años viviendo en la calle intentando revivir sus buenos recuerdos de su vida anterior y dos años desde que hablo con su amigo y le explico que, aunque lo apreciaba no le hacía ningún bien y debían separarse.
No era mala persona, en ese tiempo ayudo a todo el que pudo y trataba de hacer el bien, era voluntario en todo lo que podía apuntarse.

Esa nochebuena, venía de la iglesia donde había ido a ver el bonito belén que habían montado y a pesar de no ser muy religioso había rezado y pedido algo al niño. Se dirigía a la “cocina económica” donde era voluntario, para repartir a los necesitados y a él mismo una cena decente.
Las calles estaban completamente vacías, sabía que era una noche especial y todo el mundo estaría en sus casas para recibir la navidad, pero había un extraño silencio que le turbaba, solo se oía el arrastrar de sus zapatos, y eso le sobrecogía.

Mientras caminaba alzó los ojos hacia el cielo contemplando una noche llena de estrellas y sintió cierta tranquilidad, cuando de repente una estrella fugaz apareció en el cielo. Atravesó el cielo estrellado de arriba hacia abajo chocando contra la acera unos 50 metros delante de él, o por lo menos a él le pareció ver aquello.
Tras unos segundos sin saber bien si estaba cuerdo, lo había imaginado, mirando a todos lados, seguía solo, sin más compañía que las estrellas, volvió a mirar hacia delante y justo donde creía haber visto chocar aquello se veía un brillo, algo que reflejaba la luz de las farolas…
Con algo de duda se dirigió hacia allí y al llegar al sitio;

—¡Bah!, es una estrella de un árbol, una simple decoración de navidad.
Se agachó para recoger aquel adorno que curiosamente llevaba algo escrito y se dispuso a leerlo.
—No eres mala persona, —Llevaba escrito.

Justo en ese momento una fuerte descarga eléctrica le sacudió todo el cuerpo y quedo tendido sobre la acera.
Se despertó con mucha gente alrededor y la voz de una chica que le ayudaba a levantarse
—¿Está usted bien?
—Si, no sé qué pasado.
—Se habrá desmayado, tranquilo, parece que está bien, váyase a casa con su familia que le estarán esperando.
—Muchas gracias.
—No hay de qué, ¡Feliz Navidad!

Aturdido por todo aquello se levantó y comenzó a andar y a los pocos metros ¡sonó su móvil!, no entendía nada, él no tenía móvil desde hacía años.
—Si, —Respondió
Y al otro lado de la línea la voz de su amada
—¿Dónde estás?, te estamos esperando hace rato. Vente ya para casa.
No sabía que hacer ni entendía nada, pero respondió
—Voy.
Se dirigió a su casa, su antigua casa, llamo al portero automático y la voz de su mujer volvió a sonar.
—Sube ya, que estamos todos.

Cuando entro por aquella puerta el tiempo parecía no haber pasado, estaba todo tal como recordaba hace cinco años.
—Cariño, no te preocupes más por lo del trabajo, vamos a tener una feliz Navidad y verás como todo se arregla. Vamos a la mesa.

Al entrar al salón vio el árbol de navidad decorado y se dio cuenta de que llevaba en la mano la estrella que había recogido y delicadamente la coloco en la punta del árbol.
Ya sentado a la mesa observaba todo dándose cuenta de que estaba en el mismo lugar que hacía cinco años y tenía otra oportunidad.

Su cuñado con la botella en la mano le decía:
—Tomate una copa anda y verás cómo se te olvida todo lo malo.
—No gracias, no hace falta, Creo que el espíritu de la Navidad ya me ha ayudado.

Y esa Navidad fue la mejor de su vida…

 

Fin

 


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Cuento de Navidad – © Kobra17

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